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Recordando a Juan Giménez i Giménez
Juan Giménez, autoretrato. Óleo sobre tela. Colección del autor.
Introducción. Mtro. Carlos F. Tarrac
Juan Giménez i Giménez fue un querido amigo de mi padre el escultor Ángel Tarrac también nacido en Barcelona, España. Los artistas se conocieron a fines de los años 60 en el tiempo en que ambos tuvieron sus estudios en Ciudad Satélite, Estado de México. Desde que cruzaron las primeras palabras en su idioma natal, el Catalán, se inició una estrecha amistad que perduró hasta la muerte de mi padre en 1979.
Ambos artistas, aunque en diferentes épocas, llegaron a México por los mismos motivos políticos. Durante años los dos amigos se visitaron en sus estudios, intercambiaron elogios y opiniones sobre sus respectivos trabajos y proyectos, además hablaron por largas horas sobre pintura, escultura e historia del arte. Cuando Tarrac pasó a mejor vida, Giménez escribió varios artículos en prestigiadas revistas como Xaloc sobre la vida y obra de su amigo en los cuales expresó lo mucho que sería extrañado y recordado.
Me permito de una manera modesta presentar en esta página textos escritos por otras personas sobre la vida y obra de Juan Giménez i Giménez que presentan un testimonio sobre su trayectoria humana y artística. Se incluye un enlace al Museo Virtual Juan Gimenez Gimenez.
Orígenes. Alicia Scherer de Giménez
No podía ser que recordase, pues apenas tenía año y medio. Sin embargo él se recuerda aún, cuando se soltó de la mano de su madre, hipnotizado por unos papeles de color que se movían en el aire. Encantado observaba los reflejos cambiantes de la luz y no se daba cuenta ni del tiempo ni de lo que lo rodeaba. Paso un buen rato hasta que la madre, después de buscar por todo el mercado, encontró al niño perdido en el mismo lugar donde se desprendió de su mano.
Años más tarde, tomando medidas para el Plano de la Ciudad, del Ayuntamiento de Barcelona, nuevamente se olvidó del tiempo, fascinado, en el taller de los hermanos Oslé, famosos escultores catalanes. Siempre había admirado las esculturas clásicas, pero nunca se había preguntado como y quien las había hecho, simplemente allá estaban. Por la actitud del joven, su emoción, sus preguntas y comentarios/los hermanos Oslé intuyeron el alma artística del joven y le dieron, sin pedirlo él, una recomendación para hacer estudios en Bellas Artes.
Nuevamente transportado, comenzó su formación artística y año tras año, materia más materia, iban adentrando al joven en el mundo maravilloso del Arte.
¡Pero qué lejos de lo soñado fue el camino de la realidad! Bruscamente fueron interrumpidos sus estudios por la guerra civil. ¡Cómo sufre un alma sensible en ese mundo brutal, de dolor y muerte, de una guerra fraticida! Y cuando al fin terminó la guerra, ésta solamente se convirtió en derrota en un campo de concentración.
Enfermo, en un mundo triste y sin belleza, solamente la "Caja de Colores" lo volvió a levantar y lo llamó a la vida. Debido a su estado de ánimo, mucho le costó reemprender y terminar los estudios académicos. Pero lo hizo.
Y comenzó su desarrollo pictórico.
Juan Giménez, como han señalado distintos críticos, pertenece a 1ª Escuela Catalana de Pintura y ama su tierra natal. Pero nuevamente el destino cambió su camino y lo trajo a México.
Como nota curiosa, se embarcó junto con su madre y su hermano Carlos, en el trasatlántico "Magallanes" que hacía su último viaje a México y que llevaba en su salón, la escultura en bronce de Magallanes, hecha por los hermanos Oslé y cuya contemplación en el taller de los escultores, en barro gris, tal conmoción produjo en él y fue la determinante del inicio de su carrera artística.
¡Cuántos pensamientos durante el viaje! Hay instantes en la vida, de tal densidad, que no pueden valorarse en el letargo de la vida cotidiana. Al fin, la Estatua de la Libertad. De color verde que tanto le sorprendió a su amigo Lau Miralles, cuando le escribió. Y la entrada a Nueva York. Con aguas plomizas y gaviotas silenciosas que se quería suponer que daban la bienvenida. Contemplando la línea seguida de automóviles que llamaban tanto más la atención, habiendo embarcado en Cádiz, con sus coches de caballos. La limpia y quieta Cádiz, desde cuyo malecón se puede observar la parte antigua hundida. ¡Qué impresión! El Nueva York de las películas, el Nueva York de los relatos, el Nueva York de las fantasías. Allí estaba y era real. Y él estaba, viviente, allí.
Allí los esperaban unos amigos, que les pasearon y enseñaron la ciudad y que enseguida les ofrecieron que se quedasen en Nueva Cork abandonando la ida a México. Pero Giménez contestó agradeciendo su ofrecimiento, que si México le había dado su confianza al aceptarlo, el tenía que corresponder.
Juan Giménez Giménez. Arq. Rafael Murià Vila.
Diciembre 12 de 2003
Juan Giménez Giménez o Joan Giménez i Giménez (dicho en catalán), fue un personaje de una calidad humana excepcional. Identificado, siempre, con las causas más nobles de la humanidad y repelente a cualquier frivolidad. El sentido profundamente humano que tenía de la vida se refleja en lo que fue una de sus grandes pasiones: la creación plástica.
Pintor y dibujante originario de Cataluña que, después de la guerra civil y de la imposición de un régimen fascista y autoritario del estado español, encontró en México otra casa para potenciar su desarrollo artístico y formar una familia ejemplar. Proyectándose como un verdadero ciudadano universal.
Fue director artístico de la revista "Xaloc",así como colaborador (dibujante e ilustrador de retratos y viñetas) de "La Nostra Revista" y "Pont Blau"; todas ellas, de la lengua catalana, publicadas en México.
Derivado de su talento y un espíritu de estudio permanente, aunado a una sólida formación académica; dominó, con gran maestría, el pincel y los mangos del lápiz y la tinta. Destacando, fundamentalmente, sus admirables paisajes y sugestivos retratos.
Autocrítico de alta exigencia, sus creaciones, conllevan un trabajo riguroso pero simultáneamente espontáneo y enérgico. En la rama paisajística, cuya escala y la solución atinada de los elementos que la protagonizan, llama la atención, el uso multifacético de la luz y el color de "tierras" y "cielos"; y en no pocas ocasiones, las muestras claras de la injusticia social que padece el mundo.
Algunos conocedores de sus trabajos del lápiz y la tinta, dicen que: "En todos sus dibujos puede observarse como característica principal la importancia que concede al volumen, que logra con áreas llenas de tinta o con espacios sombreados."
Desde la infancia, gracias a Joan y mediante su obra que nos mostraba, aprendí a observarla desde la premisa metodológica, en un ir y venir, "del todo a las partes y de las partes y por partes al todo"; independientemente del orden en que se abordara la interacción con el objeto artístico. Hecho que me ha permitido compenetrarme placenteramente en su nutrida manifestación gráfica. Descubriendo que, en un mismo cuadro, pueden presentarse diversos ángulos, ya sean: abstractos, surrealistas, figurativos, de denuncia social y/o su siempre presente e infalible interpretación de la realidad objetiva, tan evidente, desde el primer contacto visual.
A principios de este año, lo visitamos por última vez. Antes de despedirme, estando sentados uno junto al otro al darle la mano, a manera de adiós final, le dio un beso en la parte superior de la misma; diciéndome, en su idioma natal:
"Rafel la vida seguéix... i en aquest mon es tenen que fer moltes coses..."
Efectivamente, "la vida sigue", así como también sigue su obra con la cual podemos relacionamos y en consecuencia tenerlo presente...
A su memoria, digamos:
"Pau a la terra i que I'artista descansi en pau"
Rafael Murià Vila
Mensaje. Dr. Juan Antonio Giménez Scherer.
Un mensaje se convirtió en el enlace a través de los años. Este fue Pau a la Terra, recogido del bíblico "Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad". Y -visto sin odios, pero con tristeza, a través de las heridas que causaron en Juan Giménez las guerras que vivió.
En 1947 viene a México convencido de que la guerra es una estupidez. Las tarjetas de Navidad se convierten en un esfuerzo pequeño y solitario para recordar y advertir contra la repetición de conflictos que solo llevan a dolor y destrucción. .
El mensaje será sostenido. Se interrumpe en 1967 (La guerra de los 6 días que aún continúa) y 1968 (Checoslovaquia, París, Tlatelolco, Kennedy y Luther King). Reinicia en 1969 con un ángel triste, que, espada en mano, parece decir "-Os quiero, pero ¿os portareis bien alguna vez?" Se corta nuevamente en 1972 (matanza en la Olimpiada de Munich), para ya no interrumpirse hasta su muerte el 16 de febrero del 2003, ni siquiera por el infarto cerebral que sufrió en 1991.)
J. Giménez, "Naturaleza Muerta", 1945
J. Giménez, "Mujer Tejiendo", 1945
J. Giménez, Piz Rozeg, 1985
J. Giménez, Abstracción.
J. Giménez, "Paisaje"
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